Para hacerlo seriamente, tengo que ordenar mi pieza, parece un chiste, pero mi pieza, como mi cerebro es un caos desordenado que sólo yo entiendo, entonces, para empezar tendría que ordenar todos los libros que he leído y que tengo en físico (que son cientos) y también los miles de discos (digitales, maldita pobreza!, aunque a mi favor puedo decir que en la bendita ciudad en la que vivo prácticamente no hay lugares para comprar discos originales, al menos no de la música que yo escucho).
También tendría que darme el tiempo de hacer la larga lista de películas que he visto y que me han gustado y a eso sumarle el punto cosméticos (que es bastante menor, estoy recién empezando en ese submundo del seudo glamour). Ahora, por qué cuento estas cosas que a nadie importan, sólo para que vean que a pesar de lo que pueda parecer es bastante trabajo.
Yo jamás le he temido al trabajo, al contrario, peco un poco de trabajólica (esa es la razón que le doy al mundo para argumentar mi casi nula vida sentimental y/o social), pero todo eso requiere de tiempo, que últimamente he valorado mucho, ya que me he dado cuenta de que esto de la vida adulta implica que el tiempo pase volando. De hecho, volviendo al tema de mi desorden, la falta de tiempo es la razón que me doy para justificar el no ordenar mi ropa y no hacerme las uñas el fin de semana pasado.
Sumarle a lo anterior que casi voy a cumplir una semana sin hacer elíptica (sí, tengo una en la pieza y aunque no se note mucho porque tengo un cuerpo caribeño sin sabor, el mes pasado hice más de 100 kilómetros en ella), todo lo anterior hace que mi trastorno obsesivo compulsivo se trastorne aún más, porque todas estas cosas forman parte de mi rito diario y/o semanal y no hacerlo me estresa.
En fin, también me gustaría tomar temas de actualidad y dar mi opinión sobre ellas (con el particular estilo que justifica el nombre de este hermoso blog), pero ya veremos, por mientras me gustan estas seudo confesiones cotidianas.
Eso.-